17/12/14

Sobre cómo encender hogueras (I)

El Infierno está doblando la esquina y, sin embargo, nos comprometemos a subir al cielo arrastrando todas nuestras calamidades. Si bien es cierto que el fuego jamás pudo traspasar mi cordura.
Acunaba la esperanza de que el glaciar se quebrase, pero las paredes de esta habitación seguirán pareciéndome tan frías como la primera vez que decidí permanecer aquí hasta la congelación. Y llegué a helarme, oh, ya lo creo. El alud trepó por mis piernas y descendió por mis muslos hasta transformarse en torbellino hacia las caderas, que se retorcieron mientras continuaba subiendo por la columna, acariciando cada vértebra y hasta las costillas, dónde las convirtió en témpanos.
El invierno se coló por alguna rendija de la ventana y se ha venido a vivir aquí, y lo siento penetrando la piel y los huesos. Lo siento cantando mientras coloniza cada una de mis arterias, lo siento componer canciones de victoria mientras me inunda el diafragma y crea nieve en los huecos de las clavículas. Lo escucho revolverse dentro de mi cabeza y chocarse contra los parietales. Lo oigo nevar, lo oigo hacer montañas, lo oigo transformarse en cascada y caer desde mis labios hasta el suelo.
Pero las estaciones se suceden, ¿no? Y en algún momento tendría que fundirse y escaparse en maremotos por los poros de la piel.

12/9/14

Love letter

Te reventaría el cráneo a patadas, créeme, y barnizaría mis botas con tu materia gris. Te obligaría a beberte el odio de mi sangre directamente de mis venas abiertas, y te gustaría. Te apalearía hasta que no quedasen huesos que te sujetasen y cayeras al suelo arrastrándote como una babosa. Abofetearía tu preciosa cara, por supuesto que sí, porque tienes un puto rostro tan bonito que sólo tengo ganas de deformarte la mandíbula a puñetazos, con las manos desnudas, con las intenciones claras, los nudillos preparados para notar tu piel abriéndose bajo ellos, y sería como follarme tus heridas. Hacerle el amor a tu dolor físico igual que tú te corres en mis sentidos. Posaría mis manos sobre tu pecho y hundiría mis uñas, y pintaría las paredes con tus fluídos corporales, y disecaría tu cuerpo y serías la decoración más linda, y besaría tus labios mientras siguiesen rosados. Te adoro tanto que te mataría cuerpo a cuerpo, y pasaría por encima de tu cadáver sólo para pisarlo otra vez.
Las armas las dejaremos para los que se odian lo suficiente para no tocarse cuando se asesinen.

31/8/14

Losing isn't about losers, is about quick goodbyes

¿Qué ha sido de ti? Y de tus manos, guitarrista. Hace tiempo que no te oigo levantar el vuelo, ¿ya te has cansado, pajarillo? Yo tampoco quería y mírame ahora, planeando sobre tazas de café a medio terminar, cayendo sobre las agrias aguas, hundiéndome en los posos, en el resto, en el final. ¿Qué fue de ti? Y de tus labios, gorrión. ¿Qué será de ti? Y de tus largas pestañas, pero tiempo al tiempo. ¿Qué es de ti? Y de tu frustrado viaje por el cielo, hombros enclenques. Vuelo, vuelo, vuelo. Tampoco quería y mírame ahora, tan cerca del vacío y tan sólo preocupada de lo que habría sido de ti. Qué ha sido de ti, mientras clavas tu pupila en las montañas que no quieres escalar. Qué ha sido de ti, mientras sumerges tus rodillas rojizas en la mar salada. Qué fue de la curvatura inclinada de tu clavícula, de tus inviernos personales, de las primaveras arrojadizas, de los paseos a mano armada y tus veintidós sentidos. Qué ha sido de ti, mientras respiras.
¿Sigues respirando? Porque a veces se escapa la brisa y no sé si es de entre tus labios.